Basta ya, se acabó, pensé hace unas semanas. Voy a volver a tomar las riendas, si es que un día las tuve agarradas, para conseguir las cosas que quiero en lugar de solo pensarlas. Voy a dar el primero paso, me digo a mi mismo, sí, ahora lo tengo claro.
En muchas cosas soy muy malo, como en contar las vueltas en el bar o hacer las cuentas con mi novia y se ríe de mí, pero en hay en una en la que soy especialmente bueno: En conseguir lo que me propongo.
He sido capaz de vivir en una bici durante un año, de ganar más pasta de la que pensaba en mi primer trabajo, de irme de Madrid a Lisboa en bici con mis amigos, de soportar a una jefa que me hablaba en alemán gritándome durante un año, de que una marca haga una colección de camisetas limitada con mi proyecto, de no ducharme en una semana y de no sé, muchas cosas absurdas y otras no tanto que me recuerdan algo: Tío, si ya lo has hecho, no dejes de hacerlo. O mejor, ¿A caso no somos capaces todos de dar el primer paso para cambiar algo que queremos cambiar, algo que queremos conseguir?
No hay cosa en la vida que me marchite más que no conseguir las cosas que me propongo. O decir querer hacer algo y no hacerlo. Pensar que pudiera ser capaz de dejar de hacer algo por vagueza es precisamente lo que me motiva para dar el primer paso.
Hace poco, casi al final de mi viaje por Cerdeña, escribía en este blog acerca del tiempo, de vivir tranquilo, acerca de disfrutar de las cosas a raíz de mi experiencia viviendo con la familia de mi amiga Graziela frente al mar y surfeando con su hijo Marco. Del ritmo y la tranquilidad isleña, de cómo vivir un poquito más tranquilo y todo lo apuntaba, para que no se me olvidara, en mi carpeta de «TO BE». En el «TO DO» las cosa que quiero hacer, conseguir, y en el «TO BE» las cosas que quiero cambiar.
En relación a ello y hace aproximadamente un mes me apunté a una movida un poco rara. Rara porque no es habitual. Como yo, que soy extravagante según dice mi padre. Porque vago por caminos extra. No por los caminos habituales. En fin, un curso de esos para gente que quiere hacer cosas, conseguir lo que se propone, de esos a los que va gente que estamos un poco loca. Un poco solo. Un curso que me daría para escribir una novela pero en el que no voy a profundizar en esta ocasión.
El caso es que haciendo un análisis del curso después de pasar un mes; necesité bastante tiempo para asimilar la caña que nos habían dado, me di cuenta de que mi «TO BE» Y mi «TO DO» se parecía en cierto modo al núcleo duro de la mayoría de las cosas que aprendimos allí o que por lo menos yo interpreté como más importante.
Es decir: medir tus resultados. Lo primero para conseguir algo es dar el primer paso. Sin eso no hay camino; pero no hay camino si uno no es consciente de qué va ocurriendo. Si no mide sus resultados.
Durante el curso Isra nos contó que en un momento de su vida algo obsesionado por conseguir resultados y ser más eficiente estuvo durante un período analizando absolutamente cuánto tiempo le dedicaba a cada cosa al día y luego sacaba conclusiones. Todo con el objetivo de tener una vida más eficiente en general y disfrutar más del tiempo. De estar tranquilo y pleno a fin de cuentas. Me pareció muy duro y muy sistemático como para ser capaz de cumplirlo pero me hizo pensar mucho.
Me di cuenta de que mi «TO DO y mi «TO BE» eran parecidos, pensaba, pero no tan exactos. Lo que me faltaba era precisión, era un poco menos de romanticismo y más pragmatismo: ponerlo en marcha. Pues bien, me puse las pilas. Me apetecía probar algo nuevo. Es como hacer un viaje. Buscas un destino, te pones nervioso, te preparas y entonces comienza la aventura de descubrir algo nuevo. Experimentar, probar, descubrir, curiosear, disfrutar, sentirte vivo. Casi igual pero por dentro de ti. Experimentar contigo mismo, descubrirte, curiosearte, disfrutarte, sentirte vivo, ver de hasta dónde puedes llegar. Manos a la obra, me apetece un viaje interior, probar algo, intentar, aprender, cambiar un poco.
He decidido probar a ser más organizado pero en serio. Quiero ver si soy capaz de conseguir mejores resultados. Creo que aquí da un poco igual la meta de cada uno. Me refiero a que el resultado puede ser estar más delgado por ejemplo, o dejar de fumar, o vivir más relajado, o trabajar mejor, o ganar más dinero en menos tiempo o dedicarle más tiempo al tiempo libre o no sé, aquí cada uno es dueño de sus objetivos pero lo importante es probar en serio. Ser capaz de conseguir mejores resultados a base de proponérselo.
Así que con el objetivo de vivir más tranquilo y ser un poquito más dueño de mi tiempo hace una semana que estoy dividiendo mis días según el horario que plantea Ajram: 8-8-8. 8 horas de sueño, 8 horas de curro y 8 horas de ocio/deporte. Me levanto a las 5:00, me pongo a currar a las 6:00 y estoy hasta las 14:00. Luego tiempo libre hasta las 21:30 que me voy a dormir. Voy alternando día sí día al revés; por la mañana libre y por la tarde curro, para que no sea un cambio demasiado complicado al principio. No sé cuánto tiempo voy a aguantar pero hasta ahora estoy flipando. No me ha supuesto de momento ningún esfuerzo fuera de lo normal y la verdad es que trabajo muy a gusto.
Si consigo cumplirlo por lo menos durante un mes entonces podré estar orgulloso de contarlo. Sino volveré con el rabo entre las piernas. Cuando consiga cumplir todo lo que me he propuesto entonces dormiré la siesta 24horas y viviré sin trabajar 🙂
Creo que voy a volver a hacer mi Vlog semanal contando un poco qué ocurre con este horario nuevo, entrenamientos en bici y un poco lo mío: aire libre, bici y surf, fotografía y vídeo.
Estoy disfrutando de este experimento y creo que voy a ser capaz de conseguir muchas cosas; hay muchas dentro de la carpeta del «TO DO» y otras tantas dentro del «TO BE» pero quizá sería demasiado poco imaginativo desvelarlas aquí. Porque las mías no son las mismas que las del señor que viaja en AVE a mi lado ahora mismo y come bocata de atún con mayonesa. Ni tampoco las vuestras.
La cosa es ser consciente de qué cosas queremos llegar a conseguir y qué cosas queremos llegar a cambiar. Y ponerse las pilas. No mañana ni pasado porque entonces se quedarán en la carpeta que no existe, que nadie sabe cómo se llama y que nunca nadie llegó a encontrar. Es una carpeta que nadie creó y que por algún motivo que nadie explicó rebosó de un montón, de un millón de cosas que algún día mucha gente quiso hacer, o peor, soñó con hacer pero murió y nunca pudo recuperarla.
AHORA o nunca.
—
Gracias a todos los que hacéis posible mis aventuras y viajes. En especial a Tranquini por hacer que las buenas cosas ocurran y por su apoyo.
Me siento identificada, sobre todo a la hora de contar las vueltas en el bar!!!jajaj Pero también a la hora de tomar decisiones y no rendirme hasta conseguir lo que me he propuesto! A veces me cuesta.. como ahora por ejemplo, debería estar estudiando sueco a diario, muchas más horas, y me cuesta..igual solo necesito un poco de organización y que ésta me sirva de empujón. Seguiré leyéndote a ver qué tal te funciona 🙂
Me gustaMe gusta
Nono!! la verdad que no sé cómo de organizada o desorganizada eres…pero para los que sí somos desorganizados, la organización te hace llegar a conseguir un montón de cosas que uno se porpone. Por lo menos a mí así me funciona! Lo que pasa es que a veces no le dedicamos tiempo a la organización; no?
Es como la historia del hacha en el bosque. Tienes que cortar mil árboles en una hora. Te pones a cortar a toda leche o primero afilas el hacha? jajaja…
Me gustaMe gusta